Más allá de los 80 ó 90 ºC de temperatura ambiente de servicio que ofrecen los cables más habituales, se precisa en muchas aplicaciones un rango más elevado, bien sea por la convección propia del entorno, como de la conducción derivada del contacto directo con otro elemento más caliente. Así, les presentamos soluciones en cables que pueden soportar hasta los 1550 ºC, o derrames de acero líquido sin perder la continuidad del circuito.